Uno de las cosas más pedidas por los niños es "el telescopio". No es de extrañar, los niños son curiosos, con ganas de entender el mundo y se maravillan fácilmente con cada cosa que aprenden. Un aparato que les ayude genera mucha ilusión.
Por desgracia, en la práctica, la enorme ilusión que genera romper el papel regalo y encontrarse un telescopio no dura mucho. La mayoría de los casos acaban con un telescopio mal montado, que al sacarlo a la ventana o al patio de atrás se consigue ver poco o nada. La ilusión pasa y el telescopio acaba cogiendo polvo en el fondo de un armario, hasta que una limpieza general lo hace acabar en una web de venta de cosas de segunda mano.
Si lo que se quieres es regalar un telescopio al niño para satisfacer el capricho, mi mejor consejo es comprar un telescopio de segunda mano en estas webs. Es fácil, rápido y barato, seguramente mucho más cerca de lo que piensas alguien vende un telescopio que te puede resolver el antojo de tu niño.
Si buscabas resolver la ocurrencia del niño, no hace falta que sigas leyendo. Si lo que realmente quieres es satisfacer el deseo del niño de poder conocer el cielo, observar con sus propios ojos lo que le cuentan en clase y apoyarlo en sus inquietudes científicas podemos continuar.
Otras alternativas al telescopio, ir a alguna actividad o lugar astronómico.
Una alternativa al telescopio es ofrecer al niño algo diferente. Una visita a un observatorio astronómico, con observación de cielo o una actividad de astronomia en una agrupacion astronomica cercana, o una visita a un planetario. Puede ser tan ilusionante o más que un telescopio, una actividad de este tipo permite evitar todos los problemas de poner a funcionar un telescopio en casa, montarlos, aprender cómo funciona, salir a observar... y entrar de lleno en una observación astronómica acompañado de astrónomos.
Con esto no sólo se atiende la petición del niño de poder ver por un telescopio, si no que se lleva a un entorno estimulante y se pone en contacto con el mundo de la astronomia.
En Galicia una de las mejores excursiones es a el Centro Astronómico de Peña Trevinca. Sin salir del complejo se puede disfrutar de una tarde de planetario, visita a un observatorio y por la noche observación con telescopio en el campo.
Centro Astronómico de Peña Trevinca
Un poco más céntrico el Observatorio de Cotobade, gestionado por la Asociación Astronómica Sirio, agenda visitas guiadas al observatorio. Durante la visita se puede ver el estupendo cielo de cotobade para después pasar a ver por el enorme telescopio instalado en el observatorio, uno de los mejores de Galicia.
En Coruña imprescindible el Planetario de la Casa de las Ciencias. Hay programas tanto para niños como para adultos y sesiones de cielo en directo, en el que se explica cómo reconocer las estrellas y constelaciones mas importantes.
Si finalmente optamos por la opción de la compra del telescopio es importante remarcar que acercar un niño a la astronomia tiene cuatro problemas importantes:
Para observar el cielo es necesario salir de noche, saltando los horarios de ir a cama de los niños y alejarse de las ciudades y núcleos de población donde la contaminación lumínica impide la observación. Es necesario que un adulto esté dispuesto a acompañar el niño de noche a observar al campo, de dia o desde la ventana de casa poca astronomía se puede hacer.
Montar y manejar un telescopio requiere de la habilidad y paciencia de un adulto. Por muy inteligente que sea el niño, como otras habilidades es necesario el apoyo de un adulto para conseguir dominar algo nuevo. Dejar un niño con una caja de un telescopio y pretender que aprenda a observar el solo, es como dejarle una guitarra, unos blocks con lápices o una bicicleta y que el sólo aprenda música, a dibujar y a andar en bicicleta.
El mejor telescopio, con el mejor cielo no sirve de nada si no se conoce el cielo. Hace falta conocer las estrellas, las constelaciones para poder manejar el telescopio y encontrar los objetos a observar. Requiere de práctica, consulta de planisferios o apps de móvil y usar catálogos para encontrar los objetos, no es llegar y observar.
Lo que se ve por un telescopio es muy diferente de las fotos de los libros y de los documentales de astronomia. Acostumbrados a las imágenes de los libros, documentales y webs la vista por un telescopio puede ser decepcionante. La Luna siempre impresiona, los anillos de Saturno y las lunas de Júpiter también llaman la atención, pero a partir de ahí incluso telescopios muy buenos apenas dan lo que muchos niños clasificarian de borrones y cosas pequeñitas. Como toda habilidad la observación por telescopio requiere ciertos rudimentos apreciar lo que se observa.
En resumen, para que el niño disfrute de su telescopio y su interés por la astronomia requiere de una participación activa del adulto que llegue casi al mismo interés del niño. Sin este apoyo el telescopio pronto acabará enterrado en polvo en el fondo de un trastero.
Hasta 6 años un juguete.
Hasta los 6 años se puede regalar un telescopio de juguete. No es un instrumento a través del cual el niño puede observar la Luna, planetas o galaxias, de hecho no se ve nada, ni la Luna, pero puede servirle como un coche, una cocina, o un LEGO para jugar a ser astronomo. Se pueden encontrar en jugueterías y webs de segunda mano.
Algunas opciones de 30, 50 y 100 euros:
De 6 a 10 años un telescopio de sobremesa.
A partir de los 6 años ya se puede intentar una aproximación a la observación del cielo con telescopio con ayuda de adultos. Como a estas edades lo más probable es que las observaciones se hagan desde la ventana de casa o desde el jardín, una buena opción son los telescopios básicos de sobremesa.
Son telescopios operativos, fáciles de manejar y transportar y que dan imágenes espectaculares de la Luna y muestran pequeños pero justos los anillos de Saturno o las lunas de Júpiter. También es posible alcanzar galaxias, nebulosas o cúmulos de estrellas, dependiendo de la calidad del cielo, pero como difusos borrones. Aun con sus limitaciones estos dos telescopios son mejores que el mejor telescopio que tuvo Galileo, con menos el astrónomo revolucionó la astronomia y basado en sus observaciones escribió el Sidereus Nuncius, uno de los libros mas importantes de la astronomia.
Una buena opción por 100 euros el Firstscope de Celestron o este de Omegon:
Una opción más potente, donde si las imágenes ya serian mucho mejores es el LightBridge Mini de Meade por unos 270 euros:
De 10 a 16 años ya podemos hablar de telescopio.
A partir de 10 años las habilidades para manejar instrumentos y también las horas de irse a dormir encajan más con las actividades astronómicas, con lo que podemos ver telescopios ya de iniciación.
Hay dos tipos importantes de telescopios, de lentes y de espejos (refractores o reflectores/newton). Para empezar yo suelo recomendar de lentes/refractores, son más fáciles de usar, más limpios y no requieren ajustes. Mientras que los de espejos/reflectores se ensucian con facilidad, requieren muchas veces de colimación (alinear los espejos) y son más aparatosos.
Estos telescopios son ideales para aprender los rudimentos de la observación y su trípode permiten llevarlos al campo donde las condiciones de observación son ideales.
La opción mas sencilla seria el AstroMaster 70AZ por unos 180 euros:
Otra opción mas avanzada, con montura ecuatorial, que permite ya hacer seguimiento de los objetos y con una mejor relación óptica es el AstroMaster 90R por unos 345 euros:
Ya en el nivel de astrónomo aficionado otra opción es un dobson como el SkyWacher N150/1200 Skyliner Classic. Es de espejos, pero con sus defectos la óptica es mucho más potente, un telescopio que se puede usar tanto para los objetos mas brillantes como para cielo profundo.
Unos prismáticos, la alternativa a empezar con un telescopio.
Soy parte de una generación de astrónomos que comenzamos a observar el cielo con prismáticos. Cuando era niño, el precio de los telescopios era mucho mayor, el más sencillo de los Zeus de la época podía estar en unas 30.00 ó 40.000 pesetas que con la inflación serían unos 780 euros y los regalos por navidad no solían pasar las 10.000 pesetas. Esto impedía acceder a un telescopio hasta comenzar a tener ingresos aunque fuera por pequeñas chapuzas.
La opción que teníamos era exprimir los prismáticos que teníamos por casa o llegamos a comprar por unas 10.000 pesetas, sacrificando la consola de videojuegos. Los prismáticos no tienen muchos aumentos, pero con un buen cielo, que era fácil encontrar hace años, se podían observar docenas de objetos. Me encantaba salir con mis prismáticos por las noches a observar el cielo.
Usar los prismáticos requiere reconocer estrellas, constelaciones, usar guías para encontrar objetos. En mi caso aproveche años mis prismáticos hasta que pude comprar un telescopio, el paso fue muy natural.
Muchas astrónomos te comentaran que lo mejor para empezar son unos prismáticos, algo de razón tienen, son un instrumento barato, sirve para mas cosas y muy fácil de usar. Pero si yo hubiera podido, habría empezado por un telescopio, con lo que no puedo criticar a los niños interesados por empezar directamente con un buen cacharro, los entiendo perfectamente.
Unas de las mejores opciones para empezar son unos 7x50, muy luminosos y con una pupila de salida de 7mm que coincide a la perfección con la de un niño, unos Cometron 7x50 de Celestron están muy bien para empezar:
Conclusión
La astronomia como tantas otras habilidades requiere un aprendizaje y un acompañamiento, que es lo que pide el niño. Antes del regalo es necesario tener en cuenta que un adulto debe tener la paciencia de aprender astronomia a un nivel suficiente, para al menos enseñar los rudimentos básicos al niño. De lo contrario regalar un telescopio puede ser tan desilusionante y frustrante, como regalar una guitarra y no enseñarle ni enviarle a clases de guitarra.